Era una calle polvorienta, recuerdo, calle blanca, como es la
tierra en el chaco. Principal vía que cruzaba la ciudad por la mitad, rumbo a la costa del río. Se
levantaba el polvo, al paso de camiones transganados, transportadoras de
azúcar, maderas, caranda`yes, los ómnibus, carros y vehículos particulares.
Todos concurrían al encuentro de un único transporte fluvial que unía
físicamente el inmenso chaco paraguayo y la región oriental del Paraguay. La
Balsa “Villa Hayes”.
El año de 1959 se dió
la firma de un contrato con el gobierno del Japón, para que através de un
convenio con astilleros nipones, se fabriquen en aquel país, navíos para el
Paraguay. Dentro de ese marco se fabricó la Balsa “Villa Hayes” y puesto en
funcionamiento desde el año 1961.
Desde el alba hasta apróximadamente las ocho de la noche, era
incesante la ida y venida de la balsa, y alrededor de ella se tejieron una
importante actividad comercial, con cantinas, puestos callejeros, comercios,
depósitos, etc.
Este sistema de paso de personas, mercaderías y vehículos
funcionó hasta finales de la década del 70, hasta que fue construido el Puente
Remanso sobre el Río Paraguay. Obviamente el puente cumplió las funciones de la
balsa, quedando ésta en desuso.
Deambulo de un lugar a otro, hasta que el 3 Octubre 1989, fue tomada por el Comando de Transportes
Navales. Por Decreto Presidencial del 4/7/2001, fue transferido en custodia al
Departamento de Ñeembucú, pero en Abril del 2003 estaba aún en el ámbito del
Comando de Transportes Navales en Sajonia, Asunción, con partes de su
superestructura removidas.
La Balsa “Villa Hayes” representó un valioso elemento de
progreso para el país, la región y para la Ciudad, esperemos en algún tiempo no
muy lejano, apreciarlo en nuestra comunidad, sus restos, expuestos en algún
parque.
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